Del 1 al 6 de Julio ha tenido lugar en El Espinar, (Segovia) el XIV encuentro Ecuménico, bajo el lema “Iglesias en camino hacia una Espiritualidad Ecuménica”

Los orígenes de esta plataforma ecuménica está en la decisión tomada, a título personal, por miembros de las diversas Confesiones Cristianas, católicos, ortodoxos y protestantes, para encontrarse en un ambiente fraterno, conocerse, orar y poner en común su preocupación e inquietudes por el problema de las divisiones en la Iglesia de Cristo, descubrir lo que ya nos une y celebrarlo y, renovar y afianzar el compromiso de continuar trabajando como Pueblo de Dios, bajo la guía del Espíritu, por la unidad de las Iglesias.

“Este compromiso ecuménico del Pueblo de Dios, inserto en un sólo y único Movimiento Ecuménico, es también “signo de los tiempos” y esperanza firme en el camino hacia la Koinonía (Comunión) en la Fe, la Vida y el testimonio, objetivo de la V Conferencia Mundial Ecuménica de Fe y Constitución, celebrada en Santiago de Compostela el Año Compostelano de 1993, cuyo mensaje final marcó el horizonte del camino: HACIA UNA KOINONÍA MÁS PLENA,” recordaba en la conferencia inaugural D. Benito González Raposo, delegado de Ecumenismo de Santiago de Compostela, quién continuó diciendo: “somos conscientes de ser miembros activos de las Iglesias, integrantes en la “una e indivisa Iglesia de Cristo”que experimentamos y compartimos el don de la Unidad comunicado por el Señor Jesús y que caminamos juntos, comprometidos por la fuerza del Espíritu en la realización histórica de esta Unidad” 

El objetivo del encuentro de este año era el poder definir juntos cuáles son los rasgos de la Espiritualidad Ecuménica que hoy necesitan las Iglesias para avanzar hacia la Unidad. Para ello, miembros de las distintas confesiones, presentaron, desde su tradición cristiana, los matices de esa espiritualidad en diversas ponencias cuyos títulos recogemos a continuación:

¿Qué entendemos por Espiritualidad Ecuménica? a cargo de Héctor Vall S.J. La visión Anglicana fue presentada por el Pastor de la IERE, John Dixon. La visión Protestante corrió a cargo del Pastor Raúl
García de la Iglesia Bautista y la visión ortodoxa fue presentada por Teófilo Moldovan, Sacerdote ortodoxo rumano.

A la luz de la reflexión y de la oración compartida en los días del encuentro, los asistentes pudieron elaborar entre todos un manifiesto que fue aprobado por unanimidad.

Manifiesto del XIV Encuentro Ecuménico de El Espinar

Miembros de diversas confesiones cristianas reunidos en El Espinar (Segovia), del 1 al 6 de julio de 2004, hemos constatado la necesidad y la urgencia de vivir una “espiritualidad ecuménica” que nos ayude a profundizar en el camino hacia la unidad espiritual y visible de la Iglesia, de modo que, todas las confesiones juntas, asuman con más decisión el llamamiento de Cristo para realizar la misión de la Iglesia de predicar el Evangelio y colaborar así a la extensión del reino de Dios en el mundo.

Nos urge el constatar:

  • La profunda crisis espiritual y religiosa de nuestro tiempo, que repercute en una progresiva deshumanización de nuestra sociedad.
  • La persistencia de viejos estereotipos y prejuicios en las relaciones ec1esiales.
  • La dificultad en aceptar valores fundamentales de las diversas confesiones cristianas.
  • El aparente estancamiento institucional del proceso hacia la unidad visible de la Iglesia.

Todos juntos debemos insistir en la conversión personal y ec1esial a Jesucristo, modelo de la auténtica espiritualidad ecuménica. Todos nosotros debemos esforzamos por un intercambio espiritual mutuo que enriquezca cada una de nuestras confesiones.

Constatamos que la auténtica espiritualidad cristiana debe ser una espiritualidad ecuménica, es decir, enraizada en la persona de Cristo, fiel a la totalidad de la revelación, para la vida de toda la Iglesia y dirigida a la totalidad del mundo.

La espiritualidad ecuménica debe estar impregnada de un talante que nos permita, además, pasar del “orar los unos por los otros” al “orar los unos con los otros”, 10 que supone un acercamiento mayor de cuerpo y espíritu al hermano para converger en una comunión más profunda en Dios, Padre de todos. Debemos por lo tanto, salir al encuentro del hermano con humildad y gratuidad, y con la preparación necesaria para un verdadero diálogo, sin prejuicios, favoreciendo vínculos profundos de amistad y de amor, acogiendo en nosotros el don que el Espíritu ha depositado en todos y cada uno de nuestros hermanos cristianos, provenientes de diferentes partes del mundo.

La espiritualidad ecuménica crece con la experiencia personal de la voluntad salvífica de Dios, revelada por Jesucristo, quien nos envía a proclamar el Evangelio por todo el mundo.

Estemos atentos a la voz del Espíritu. La unidad es un don y es el mismo Espíritu quien nos guía e impulsa.

Marquemos nuestro pensar y hacer con la experiencia de la Encarnación, que nos compromete con la humanidad en términos de justicia, de paz, de respeto, cuidado y defensa de la creación, de reconocimiento de los derechos humanos y de defensa de la vida en plenitud. 

Comprometámonos a aunar esfuerzos en nuestro entorno para lograr superar las dificultades y retos que se nos presentan: la reconciliación de nuestra memoria histórica, la utilización de lenguajes no
depurados e ininteligibles, el ritmo no uniforme de los avances ecuménicos, la crisis religiosa y la secularización de nuestra sociedad.

Ponemos a tu servicio una comunidad que llena de vida, entusiasmo y libertad quiere actuar con misericordia, comprender y acoger al hermano y es creativa por la presencia del Espíritu Santo. Una comunidad pequeña, pero llena de fe y de esperanza que al contemplarte se goza en la UNIDAD.

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